Amor en tiempos de soledad.

 

Mi inseguridad surgió antes de mi primer año de universidad, hasta ese momento había vivido mi vida como cualquier adolescente. Viendo videos en YouTube, yendo a la escuela, hablando de cómo me gustaba Louis de One Direction, y peleando con las personas que creía eran mis amigos.

Nada extraño, nada fuera de lo normal. Vivía mi vida sin preguntarme si perdía mi tiempo o no, sin fijarme en los demás.

Y quizás ese es el problema, al tener una rutina no tenia tiempo para compararme con otros, no tenia tiempo de mirar a mis compañeras y como vivían sus vidas.

Pero cuando terminas el secundario, al menos en Argentina, empiezas a notar como vas encaminando tu vida. Y la vida de los que hasta hace poco llamabas compañeros.

Elegí la carrera de profesorado de ingles sin dudarlo, siempre me había gustado los idiomas en general, pero ese en particular era mi favorito y que con mas facilidad me manejaba.

Con tres meses bajo la manga hasta que tuviera que empezar dicha carrera, pase la mayoría del tiempo en las redes sociales.

Y, oh, fue un error, uno grande.

El 60% de mis compañeras tenia novio, y no tenia miedo de postear fotos besándolos, abrazándolos, haciendo corazones con las manos, y cualquier mierda que se hubiera puesto de moda en Tumblr.

Y entonces vino a mi como un huracán, el miedo, y pequeña envidia. Al verlas poner debajo de cada foto la palabra amor.

Amor.

Amor.

Amor.

¿Ellas ya saben lo que es el amor?

Poco probable me dije, dándome una palmada en la espalda para calmarme. Pero entonces empecé a fijarme particularmente en algunas de mis compañeras.

Camila, nunca me había fijado realmente, siempre tuvo novio. Desde que llego a la pubertad y le crecieron las tetas todos los chicos andaban detrás de ella como abejas buscando polen.

En cambio, yo…a mis 18 años no había dado mi primer beso siquiera. Bueno, al menos que contáramos aquella vez en la colonia de vacaciones, al gordito que compartió un vaso de agua con azúcar conmigo porque nos había bajado la presión.

No, eso no cuenta ,me dije, suspirando y dejándome caer en la alfombra de mi pieza.

¿Y si nunca me enamoro?

¿Y si nunca me caso?

Se que sueno muy susanita, pero sí, quiero una familia. Es uno de mis grandes objetivos. Formar una familia. Y ahora estoy viendo todas las cosas que me impiden eso.

Soy tímida, demasiado tímida.  Pero eso puede solucionarse, el problema es que mi vida social con los hombres es un desastre.

Recuerdo que cuando tenia 16 me gustaba un chico de ultimo año, Federico se llamaba el desgraciado. Y se lo conté a Sofia, cuyo novio estaba en ultimo año también. El chico sin que yo le dijera nada me rechazo a través de una publicación de Facebook.

Y hace poco le dije a Roberto, mi ex mejor amigo, que me gustaba. Grave error, él me rechazo suavemente diciéndome que no le atraía. Todo también a través de Facebook.

Puse mi cabeza entre mis piernas, e imagine que hechizo tendría que hacer para que alguien me amara. No pido mucho, me dije, y en el silencio de mi habitación lo llamé.

Le dije que venga, que me ame de la tarde al amanecer, una y otra vez con besos en el cuello y promesas de amor cantadas al oído como plegarias.

Que cada vez que yo le diga te amo, él me responda con una caricia y una respuesta que llene mi corazón de la sensación gloriosa que es el amor mismo.

Pero cuando abrí los ojos no había nadie, él no estaba a mi lado, nadie vino a amarme. Nadie vino a susurrarme te amo al oído, Y entonces reconocí a la persona en la oscuridad de mi habitación.

La soledad.